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Discurso

Discurso de apertura del Director General en lo 353º Consejo de Administración de la OIT

En su discurso de apertura de la 353ª reunión del Consejo de Administración de la OIT, el Director General hizo hincapié en el cambiante panorama geopolítico, los crecientes desafíos para el multilateralismo y el papel de la OIT en la promoción de la justicia social.

10 de marzo de 2025

© ILO/OIT
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Sr. Embajador Seong Deok Yun, Presidente del Consejo de Administración; 

Sra. Renate Hornung-Draus, Vicepresidenta empleadora; 

Sra. Catelene Passchier, Vicepresidenta trabajadora; 

Distinguidos miembros del Consejo de Administración; 

Señoras y señores;

Les doy la bienvenida a esta 353.a reunión del Consejo de Administración de la Organización Internacional del Trabajo. 

Ustedes coincidirán conmigo, y estoy seguro de ello, en que esta reunión se celebra en un momento crucial, un momento en el que el panorama del multilateralismo está cambiando considerable y rápidamente. Momentos como este requieren que aunemos fuerzas y reflexionemos de manera profunda y rigurosa, con humildad, con previsión y con valentía. 

Me siento obligado a subrayar que los cambios que se están produciendo en el panorama geopolítico actual son numerosos y de carácter multipolar. Reducirlos a un solo factor o a un solo país sería un error, un error que nos llevaría a pasar por alto las importantes tendencias de orientación a las que asistimos. Dichos cambios van desde la inestabilidad interna en algunos países hasta el aumento de las tensiones comerciales, pasando por la evolución de las prioridades en materia de política exterior. La inestabilidad económica —generada por diversos factores, como las crisis ambientales y financieras— sumada a una escalada del gasto en defensa, incrementan la presión en los presupuestos nacionales, cuyas prioridades tal vez deban ser replanteadas. 

En efecto, debemos reconocer que, en algunos casos, lo que se pone en tela de juicio es el orden internacional establecido después de la Segunda Guerra Mundial, que está basado en reglas, y, con él, la legitimidad del derecho internacional. No es exagerado afirmar que, en la situación que vive actualmente el mundo, los desafíos que encara el multilateralismo han cobrado un carácter fundamental. 

Naturalmente, estas son solo algunas de las tendencias que se pueden observar. Sin pretender ser exhaustivo, en lo que quiero insistir es en que la actual situación geopolítica no puede disociarse del profundo descontento que los trabajadores de todo el mundo han expresado de diversas maneras. De lo siguiente no cabe duda: pese a haberse logrado un crecimiento económico mensurable a nivel mundial, la desigualdad va en aumento y la protección social sigue siendo frágil. Debe preocuparnos que los trabajadores, en su afán por mantenerse a flote, sientan que la integración mundial no sea todavía esa marea que sube y levanta todos los barcos… 

Cabría decir que, por un lado, no es sorprendente que algunos de los principales donantes hayan cuestionado el nivel actual de asistencia oficial para el desarrollo que conceden. No nos engañemos: todos los Miembros nos piden, piden a las organizaciones multilaterales como la OIT, que rindamos cuentas más claras de nuestra eficiencia y eficacia a la hora de cumplir el mandato que se nos ha encomendado. 

Por otro lado, y esto es algo que nosotros, en la OIT, también afirmamos en nuestra Constitución de 1919, es que, cuando existen condiciones de trabajo que entrañan tal grado de injusticia, miseria y privaciones para gran número de seres humanos, que el descontento causado constituye una amenaza para la paz y armonía universales, es realmente urgente mejorar dichas condiciones. 

Para disipar cualquier duda, permítanme reiterar el mandato fundamental de la OIT, que es también la ventaja comparativa institucional de nuestra Organización. El marco de normas internacionales del trabajo, incluidos los principios y derechos fundamentales en el trabajo, establecido por la OIT, ambicioso, pero a la vez realista, ha servido para proteger al mundo contra las malas prácticas laborales. Este marco normativo proporciona estabilidad y contribuye a reforzar la productividad y los resultados económicos. Nos sirve de guía. Los mecanismos de control funcionan de manera rigurosa e imparcial para promover su cumplimiento y, además, se complementan con la prestación de una asistencia técnica oportuna y adaptada a las necesidades. Por otro lado, la Oficina ha demostrado una y otra vez su capacidad para elaborar estudios de investigación y análisis ponderados y con base empírica que nos permiten cumplir con nuestra responsabilidad constitucional de velar por que el respeto de las condiciones de trabajo decente por parte de un país no se convierta en una desventaja competitiva. 

Asimismo, somos conscientes de la manera única, de larga data, que tenemos de enfocar las cuestiones que nos atañen, promoviendo y fomentando activamente la participación de unos mandantes tripartitos fuertes, representativos e influyentes, así como el diálogo social efectivo. Quisiera instarles a que aprovechen este rasgo distintivo como una fuente más de la fortaleza institucional de la OIT. 

Por todo ello, he reiterado la importancia crucial que tiene el mandato de nuestra Organización en estos momentos decisivos que atraviesa el mundo, en consonancia con lo establecido en nuestra Constitución de 1919, en la que se proclama que «si cualquier nación no adoptare un régimen de trabajo realmente humano, esta omisión constituiría un obstáculo a los esfuerzos de otras naciones que deseen mejorar la suerte de los trabajadores en sus propios países». Claro que seguiremos defendiendo la justicia social. 

Así pues, ¿qué se nos exige en este momento a todos nosotros, a nuestra Organización? En primer lugar, no podemos dormirnos en los laureles. El contexto cambiante plantea riesgos, retos y oportunidades, que hemos de afrontar. Me atrevería a sugerir que se requiere el coraje institucional de explorar vías con el fin de ser mucho más reactivos, más cercanos a nuestros mandantes y, en última instancia, más eficientes. No podemos seguir actuando por inercia. Por esta razón, la Oficina está reflexionando de forma activa sobre las dimensiones programática y operativa de la labor que realizamos. 

Reconozco que este discurso de apertura puede no ser el marco más adecuado, pero considero necesario presentarles sucintamente lo que quiero decir. Aunque reafirmo la importancia estratégica y el privilegio que supone tener la sede de la Organización en Ginebra, me pregunto si hemos hecho lo suficiente para transferir con buen criterio servicios y conocimientos especializados cuidadosamente seleccionados a las regiones, a lugares más cercanos a nuestros mandantes y con menor coste de la vida. 

En esta misma línea, cabría preguntarse si hemos hecho lo suficiente para optimizar el subarriendo del espacio de oficinas en la sede de Ginebra, aunque ello pueda suponer cambios que impliquen modalidades de trabajo flexibles y la aplicación de un nuevo concepto respecto de nuestras oficinas, en virtud del cual se establezca una política de lugares de trabajo que no estén previamente asignados. 

También cabría preguntase si seguimos necesitando las oficinas de representación que tenemos actualmente —puntualizo aquí que me refiero a las oficinas de representación, no a nuestras oficinas de país—, sobre todo en países en los que nuestros conocimientos técnicos especializados pueden ser menos solicitados. 

Todo ello tiene ciertas dimensiones políticas y entraña algunas cuestiones delicadas. Solo si tenemos el valor de no ver una opción como un tabú, podremos hallar formas de avanzar en la buena dirección. Estos ejemplos son solo un botón de muestra, pero dan una idea de la reflexión institucional que la Oficina pretende iniciar. La invitación a reflexionar anticipará indefectiblemente los posibles déficits de recursos y buscará formas sostenibles de hacer más con menos. Sin embargo, tenemos que cuidarnos de caer en la tentación de liderar con fatalismo una carrera a la baja. Por el contrario, la Oficina invita a los miembros del Consejo de Administración a guiar nuestra reflexión institucional, a corto y medio plazo, como un ejercicio de responsabilidad institucional. La Oficina está decidida a cumplir su parte, pero necesitamos a cada uno de ustedes, a cada miembro, grupo y subgrupo del Consejo de Administración. ¿Cómo podemos preservar y apoyar, de la mejor forma posible, nuestra ventaja comparativa institucional? Acogemos con agrado su sabiduría colectiva y querríamos animarles a que propongan soluciones creativas, tanto con respecto a posibilidades de financiación sostenible como a posibles medidas para promover aumentos viables de la eficiencia. Y, por favor, tomen esto como lo que es: un serio empeño de ser proactivos y una muestra de respeto por nuestro mandato y por nuestros Miembros. 

Permítanme ahora pasar a las cuestiones relativas a la dotación de personal. Habida cuenta de las órdenes de paralización de actividades recibidas recientemente con respecto a varios de nuestros proyectos de cooperación para el desarrollo, la Oficina optó por la prudencia presupuestaria al aplicar internamente nuestro enfoque centrado en las personas. Por consiguiente, suspendimos programas; pusimos al personal afectado en situación de licencia especial con sueldo completo, al tiempo que llevábamos a cabo de buena fe exámenes internos de los proyectos; y concluimos, de acuerdo con nuestro buen criterio profesional, que, con los ajustes apropiados, podíamos autorizar a muchos miembros del personal afectados a que reanudaran sus actividades en algunos proyectos, en espera de la evolución de la situación. Hasta el sábado 8 de marzo de 2025, se ha autorizado la prosecución de nueve proyectos tras su revisión, pero se ha decidido poner fin a otros ocho. Huelga decir que, dolorosamente, los contratos de 34 miembros del personal han sido rescindidos o no se han renovado. 

Cabe señalar también, en este contexto, que la OIT sigue trabajando activamente en el terreno, tanto en Gaza como en la Ribera Occidental, y hemos reanudado nuestro programa de emergencia a favor del empleo y la iniciativa para impulsar la recuperación del mercado de trabajo. Continuamos trabajando en estrecha colaboración con los mandantes palestinos y los asociados internacionales en la región para promover una recuperación sostenible centrada en las personas. Tenemos que seguir buscando oportunidades para que la OIT contribuya a lograr la paz, la seguridad y la dignidad de forma duradera en la región, con un apoyo reforzado a los trabajadores y a las pequeñas y medianas empresas locales.

También estoy profundamente preocupado por la actual crisis en el Sudán y Sudán del Sur. En particular, en el Sudán, el mes pasado, reactivamos nuestros proyectos sobre empleo y educación inclusivos para las personas desplazadas por la fuerza. Quisiera destacar igualmente la grave situación que se vive en otras partes del mundo, como la República Árabe Siria, Haití, el Líbano, Ucrania y otros países, y espero con interés la discusión que mantendremos sobre nuestras actividades en el Líbano y Ucrania. 

Por último, permítanme hacer dos comentarios fundamentales sobre las propuestas de Programa y Presupuesto para 2026-2027, como preludio de las discusiones que mantendremos esta tarde. 

Iré directamente al grano. Soy plenamente consciente de las dificultades que supone proponer un aumento del 0,4 por ciento en esta coyuntura crucial. También sé bien que muchos de ustedes esperan que se mantenga un crecimiento real cero en términos netos, y que algunos se inclinan más bien por un crecimiento nominal cero. Lo entiendo y agradezco sus comentarios, pero quisiera exhortarlos, en última instancia, a hacer muestra de pragmatismo al examinar estas propuestas de Programa y Presupuesto. 

En ese sentido, deseo abordar desde el principio de nuestras discusiones la segunda cuestión central del Programa y Presupuesto, una cuestión que no debemos permitir que eclipse el trabajo amplio y fundamental que llevaremos a cabo durante esta reunión del Consejo de Administración.

Me refiero, por supuesto, a la formulación relativa al motivo de «la orientación sexual y la identidad de género». Como sabrán, en la reunión del Consejo de Administración de marzo de 2023 y en la sucesiva reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, hice un llamamiento para que no nos encontráramos, dos años más tarde, en la misma situación que entonces. Mucho me temo, lamentablemente, que esa situación podría repetirse. Estamos haciendo todo lo posible a fin de que se establezca un grupo de embajadores de todas las regiones que trate de allanar el camino hacia una postura concertada del Grupo Gubernamental, que se presentaría posteriormente a todo el Consejo de Administración para su consideración. 

Antes de concluir esta intervención, quisiera expresar mi gran satisfacción por la atención preponderante concedida a la Segunda Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, cuya celebración está prevista en noviembre en Qatar, ya que dentro de dos días el Consejo de Administración tendrá la oportunidad de dialogar con los cofacilitadores encargados del proceso intergubernamental de preparación de la Cumbre. Esperamos con interés la discusión sobre el documento de reflexión y la decisión de los miembros del Consejo de Administración sobre el proyecto de resolución relativa a la Cumbre, que se someterá a la Conferencia. 

Permítanme concluir con un recordatorio que puede parecer contraintuitivo, pero que resulta completamente necesario: la OIT no puede alcanzar sola su propio mandato; necesita la colaboración de todos nosotros. Y, en ese sentido, quisiera agradecer vivamente su apoyo con respecto a la Coalición Mundial para la Justicia Social, en un momento en que avanza del compromiso a la ejecución, para cumplir el mandato de la OIT. 

Gracias.

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